Artistas invitados

"Artistas invitados" es una sección dedicada a mostrar que dicen los propios artistas sobre ellos y sobre su manera de crear.........




Frank Auerbach






Simplemente para crear un documento visual, una memoria en decadencia, no es
 suficiente; tiene que existir un conflicto entre lo que uno quiere y lo que realmente existe. Todas mis pinturas son el resultado de cientos de transmutaciones, mi intención es almacenar la materia de la mente, dar la sensación de algo específico, completamente tangible que requiere imaginación, confío en celebrar la verdad después de haber agitado el stock de mentiras, como si nos encontráramos a nosotros mismos diciendo la verdad después de una pelea”.

"el verdadero estilo es no tener ningun programa..., es como uno se comporta en una crisis"


Joan Miró



                                "Persona que arroja una piedra a un pájaro"



Su pintura, por el hecho de retornar a las fuentes, ¿puede decirse que cierra toda una etapa de la Historia del Arte?

Mi pintura intenta ser un encuentro con la pureza. Se dirá lo que se quiera de mi obra, pero mi obra es un acto de pureza. Creo que a partir de aquí las formas artísticas tiene que replantearse de nuevo. Pretendo crear un estado de crisis constante.

En un momento de su vida usted hablo de asesinar la pintura2. ¿Su escultura, su cerámica, su obra grafica, el cultivo de todas las posibilidades técnicas, son parte de una voluntad de levar a las artes plásticas hasta sus ultimas consecuencia, de enfrentarlos con la idea platónica de las cosas, del mismo modo que el cubismo las enfrento con la geometría?

La búsqueda de la pureza entraña llegar al mundo de los conceptos y huir de las apariencias. Mi dialogo con las cosas se remonta a partir del choque que con ellas se me produce, y este choque el que precisamente quiero transmitir a quien contempla una de mis obras.

Se ha hablado mucho acerca de los símbolos que se incluyen en su pintura.¿Se trata de una simbología inconciente?

Yo no medito cuando estoy pintando. Si lo hiciera, sería otra cosa, un pensador, un filósofo y no un pintor. Me limito a dejar salir en completa libertad todo lo que mi vida, la vida que de mi alrededor he querido o he podido asumir y el peso de los siglos de civilización e historia han ido acumulando dentro de mí. Hay un magnetismo en las cosas que me atraen. Me siento llamados por ellas. Noto sus gritos muchas veces. Los símbolos que dicen los estudiosos que se hallan en mi pintura son hallazgos suyos. Pueden que estén, al fin y al cabo, pero mi pintura sería artificiosa si estos signos fueran el resultado de una elaboración premeditada y llegaran a constituirse en un código.

Según su opinión, ¿la interpretación es superior al signo?

Esto es relativo. Para el creador lo importante es el acto de fuerza de la creación; para el estudioso puede ser un signo que se conecta con un sentido cultural determinado; para el espectador, la interpretación puede no ser necesaria. De hecho creo que lo más autentico frente a una obra que pretende ser pura es la pureza del entusiasmo o del rechazo.

El color es un impacto tan fuerte en su pintura que anula toda posibilidad de reflexión, cosa en la que usted no cree después del surrealismo….

El espíritu analítico es una auténtica fiebre. Mi obra se ha analizado, claro, porque puede contemplarse desde muy distintos supuestos y todo el mundo puede adoptar ante ella la actitud que elija, incluso la fría analística. Pero yo pretendo que sea un choque físico.


Por Manuel Quinto y Jean Michel Fossey
HOMBRE de Mundo, año 3, No6, 1978.






August Rodin







Jóvenes que aspiráis a oficiantes de la Belleza, puede que os resulte grato encontrar aquí el resumen de una larga experiencia. Amad devotamente a los maestros que os precedieron. Inclinaos ante Fidias y ante Miguel Angel. Admirad la divina serenidad del uno; la salvaje angustia del otro. La admiración es un vino generoso para los nobles espíritus. Guardaos, sin embargo, de imitar a vuestros mayores. Respetuosos de la tradición, sabed discernir lo que ella contiene de eternamente fecundo: el amor a la naturaleza y la sinceridad. Estas son las dos fuertes pasiones de los genios. Todos adoraron la Naturaleza y no mintieron jamás. De este modo la tradición os tiende la llave merced a la cual podréis evadiros de la rutina. Es la propia tradición la que os recomienda interrogar sin cesar la realidad y la que os prohíbe someteros ciegamente a ningún maestro.
Que la naturaleza sea vuestra única diosa. Tened en ella una fe absoluta. Estad. seguros de que nunca es fea y limitad vuestra ambición a serle fieles. Todo es bello para el artista, puesto que en todo ser y en toda cosa, su penetrante mirada descubre el carácter, es decir la verdad interior que trasparece bajo la forma. Y esta verdad es la belleza misma. Estudiad religiosamente y no podréis dejar de encontrar la verdad. Trabajad con encarnizamiento. Vosotros, estatuarios, fortificad en vosotros el sentido de la profundidad. El espíritu se familiariza difícilmente con esta noción. Imaginar las formas en espesor le resulta embarazoso. Esta es sin embargo vuestra tarea. Ante todo estableced netamente los grandes planos de las figuras que vais a esculpir. Acentuad vigorosamente la orientación que vais a dar a cada parte del cuerpo, a la cabeza, a los hombros, a la pelvis, a las piernas. El arte exige decisión. Es por la bien acusada fuga de las líneas, que os sumergiréis en el espacio y que os haréis dueños de la profundidad. Cuando vuestros planos estén definidos, todo ha sido hallado. Vuestra estatua vive ya. Los detalles nacen y se disponen por sí mismos, de seguida. Cuando modeléis, no penséis en superficie sino en relieve. Que vuestro espíritu conciba toda superficie como el extremo de un volumen que la empujara desde atrás. Figuraos las formas como si apuntaran hacia vosotros. Toda vida surge de un centro, luego germina y se expande de adentro hacia afuera. Del mismo modo, en toda bella escultura, se adivina siempre una potente impulsión interior. Este es el secreto del arte antiguo. Vosotros, pintores, observad igualmente la realidad en profundidad. Mirad, por ejemplo, un retrato pintado por Rafael. Cuando este maestro representa un personaje de frente, hace huir oblicuamente la línea del pecho y es de este modo que nos da la ilusión de la tercera dimensión. Todos los grandes pintores sondearon el espacio. Es en la noción de espesor que radica la fuerza. Recordad esto: no hay líneas, sólo existen volúmenes. Cuando dibujéis, no os preocupéis jamás del contorno, sino del relieve. Es el relieve lo que rige el contorno. Ejercitaos sin descanso. Es preciso extenuarse en el oficio. El arte no es más que sentimiento. Pero sin la ciencia de los volúmenes, de las proporciones, de los colores, sin la habilidad de la mano, el más vivo de los sentimientos se queda como paralizado. ¿Qué sería del más grande de los poetas en un país extranjero cuya lengua ignorara? En la nueva generación de artistas, hay numerosos poetas que se niegan a aprender a hablar. Es así como no hacen más que balbucear. ¡Paciencia! No contéis con la inspiración. Ella no existe. Las únicas cualidades del artista son prudencia, atención, sinceridad, voluntad. Cumplid vuestra tarea como honrados obreros. Sed verídicos, jóvenes. Pero esto no significa: sed vulgarmente exactos. Hay una deleznable exactitud: la de la fotografía y la del calco. El arte solo comienza con la verdad interior. Que todas vuestras formas, todos vuestros colores traduzcan sentimientos. El artista que se conforma con un simple simulacro y reproduce servilmente los detalles sin valor, no será jamás un maestro. Si habéis visitado algún cementerio italiano, sin duda habréis notado con que puerilidad los artistas encargados de decorar la tumbas se dedican a copiar en sus estatuas, los bordados, los encajes, las trenzas de cabellos. Puede que sean exactos, pero no verídicos, puesto que no se dirigen al alma. Casi todos nuestros escultores recuerdan a los de los cementerios italianos. En los monumentos de nuestras plazas públicas, no se distinguen más que levitas, mesa, veladores, sillas, máquinas, globos, telégrafos. Nada de verdad interior; nada, pues, de arte. Apartaos de semejante baratillo. Sed profundamente, ferozmente verídicos. No vaciléis jamás en expresar lo que sintáis, ni siquiera cuando os encontréis en oposición con las ideas corrientes y aceptadas. Puede ocurrir que al principio no seáis comprendidos. Pero vuestro aislamiento será de corta duración. Pronto vendrán amigos hacia vosotros: puesto que lo que es profundamente verdadero para un hombre lo es para todos. Por lo tanto, nada de gestos, nada de contorsiones para atraer al público. ¡Simplicidad, ingenuidad! Los más bellos motivos se encuentran delante de vosotros: son aquellos que conocéis mejor. Mi muy querido y muy grande Eugenio Carriére, que tan pronto nos dejó, demostró su genio pintando a su mujer y a sus hijos. Le bastaba celebrar el amor maternal para ser sublime. Los maestros son aquellos que miran con sus propios ojos lo que todo el mundo ha visto y que saben percibir la belleza de lo que es demasiado familiar para los otros espíritus. Los malos artistas calzan siempre los anteojos del prójimo. La gran cuestión es ser capaz de emoción, de amar, de esperar, de vibrar, de vivir. ¡Ser hombre antes de ser artista! La verdadera elocuencia se burla de la elocuencia, decía Pascal. El verdadero arte se burla del arte. Yo tomo aquí el ejemplo de Eugenio Carriére. En las exposiciones, la mayor parte de los cuadros no son más que pintura; ¡los suyos semejaban, en medio de los otros, ventanas abiertas sobre la vida! Admitid las críticas Justas. Las reconoceréis fácilmente. Son aquellas que os confirmarán en una duda que os persigue. Pero no os dejéis abatir por aquellas que vuestra conciencia no admite. No temáis las críticas injustas. Ellas indignarán a vuestros amigos, los obligarán a reflexionar sobre la simpatía que os tienen y la sostendrán más resueltamente cuando disciernan mejor los motivos. Si sois nuevos en el ejercicio de vuestro arte, no contaréis al principio más que con un corto número de partidarios y una multitud de enemigos. No os descorazonéis. Los primeros triunfarán: pues ellos saben por qué os aman; los otros ignoran por qué les sois odiosos; los primeros están apasionados por la verdad y reclutan sin cesar nuevos adherentes; los otros no demuestran ningún celo durable por su falsa opinión; los primeros son tenaces, los otros giran a todos los vientos. La victoria de la verdad es segura. No perdáis vuestro tiempo en anudar relaciones mundanas o políticas. Veréis a muchos de vuestros cofrades llegar por la intriga a los honores y la fortuna: éstos no son verdaderos artistas. Algunos de ellos son, sin embargo, muy inteligentes y si vosotros os ponéis a luchar con ellos en su propio terreno, perderéis tanto tiempo como ellos mismos, es decir toda vuestra existencia: entonces no os quedará ni un minuto para ser artistas. Amad apasionadamente vuestra misión. No existe otra más bella. Es mucho más alta de lo que el vulgo cree. El artista da un gran ejemplo. Adora su oficio: su más preciosa recompensa es la alegría de haber procedido bien. Actualmente, se persuade a los obreros, por desdicha suya, a que odien su trabajo y lo saboteen. El mundo solo será feliz cuando todos los hombres tengan alma de artistas, es decir, cuando todos sientan el placer de su labor. El arte es aún una magnífica lección de sinceridad. El verdadero artista expresa siempre lo que piensa, aún a riesgo de hacer tambalear todos los prejuicios establecidos. De este modo enseña la franqueza a sus semejantes. ¡Imaginemos qué maravillosos progresos se realizarían de pronto si la veracidad absoluta reinara entre los hombres! ¡Qué pronto la sociedad se desprendería de sus errores y sus fealdades francamente confesados y con qué rapidez nuestra tierra se convertiría en un Paraíso!...



Guillermo Roux




"La visita" 


- ¿Quién inventó expresión tan sutil de alegría: la sonrisa?
- Es una conquista de la humanidad y esa conquista se llamó Grecia. Fue en Creta, donde -de repente- aparecieron unas estatuillas pequeñas, con sonrisa misteriosa.
- Risa sin sonido, pero con música… ¿también el silencio puede tener música, como la del adagio de la V Sinfonía de Mahler, no?
- Sí, el silencio…o la página en blanco: todo lo que se ponga allí -en su lugar- es un acto trascendente.
- Y cuando el silencio es una gracia, ¿como espantar el ruido de las palabras vacías?
- ¿Me deja contestarle con una historia? Cuando vivía en el Norte, conocí a Lanza del Vasto… ¿se acuerda? Bueno, un día visitó una casa donde los perros ladraban, las gallinas cacareaban y los chanchos gritaban. Entonces él se sentó -inmóvil, en una piedra- y sólo los miró… (todavía conmovido). Y todos callaron, y los perros fueron a lamerle las manos.
- Bella imagen. Y honda…¿qué es la belleza?
- Según mis ojos, (sin solemnidad) es una forma de revelación que trasciende los sentidos y nos pone en contacto con lo absoluto. Y en ese extremo, está más allá de la comprensión y de la razón, porque nos coloca por encima de lo humano: inclusive el tiempo queda abolido.  
- Sí, la belleza es una forma de conocimiento que incluye el bien y la verdad. Me explico: como el hombre no tiene respuestas para los misterios de la existencia -el amor y el odio, la vida y la muerte- trata de serenar su espíritu. Entonces elige caminos, para encontrar respuestas. Algunos las descubren en la religión, por ejemplo. Y para otros, un sendero posible, es la belleza, pero…hay que tener cuidado con ella.
- Sí…es modificadora. ¿Quién sale indemne, después de disfrutar, por ejemplo, de “La Anunciación”, del Fra Angélico?
- Ahí apuntaba. Cuando la belleza nos arranca de lo cotidiano y nos instala por un soplo en un sentimiento de eternidad, toca lo sublime. Y… produce miedo.
- ¿Le pasó?
- Sí…recuerdo una mañana de otoño, de luminosidad inefable. Yo estaba en el Museo Arqueológico de Nápoles -donde se conservan los frescos pompeyanos- en paz y despreocupado, recorriendo sus salas. Y de pronto me encontré solo en una muy chica, en cuyo centro había un Eros pequeño, tallado supuestamente por Praxíteles. Entonces retrocedí. De aquella figura no emanaba agresión, sino una dulzura infinita y sin embargo, no soportaba estar a solas con ella. ¿Sabe? (con sobriedad) por un instante…perdí el sentido.
- ¿Aquel Eros caló en el mejor lugar de su persona?
- No sé. Sólo sé que cuando la belleza es suprema, mata.
- Y es despojamiento y sencillez, ¿cómo enseñarlo a los ostentosos?
- Mire…la sencillez, como forma decantada del gusto, es una esencia. Es la condensación de un proceso de síntesis lento, consciente y laborioso. Quiero decir: la sencillez, para que importe, debe ser estilo. Y el estilo sólo se forma cuando pulimos nuestra personalidad y aprendemos a renunciar.
- ¿Cómo?
- Creo que hay dos caminos: uno es invertir en tabla de valores y el otro, dar tiempo al proceso de la cultura.
- Dice “valores” y recuerdo aquello de José Ingenieros sobre la “aristocracia del espíritu”, ¿hay mejor linaje?
- Perdone… (incómodo) la palabra “linaje” no me resulta simpática y no quisiera hablar de “aristocracia”, para referirme al espíritu. Yo reconozco una sola superioridad: la de los buenos sobre los malos.
- ¿Por eso, en su niñez sentía placer cuando miraba a aquella maestra suya…la señorita Susana?
- No… (sonríe con ternura) los recuerdos de mi maestra de segundo grado, son otros. Vestida como las tenistas de la época -hablamos de 1937-, con el rubor encendido en los cachetes de su cara redonda y siempre alegre, llegaba a la clase. Pelo renegrido y… ¡aquellos grandes ojos negros, con un fuerte contorno azul de sombra! (En tono de confidencia) Aquel azul me hacía pensar en las noches de la señorita Susana, lo cual me producía una temblorosa excitación, cuyo significado no me atrevía a revelar.
- ¿Ahora el hecho amoroso le parece un estado de víspera y de dicha?
- Es un estado de víspera, de cuya concreción nace la dicha.
- ¿Y entre los dones del amor, el erotismo es la elegancia del sexo?
- Mire, como en todo lo verdadero, cuando el amor existe, todo en él es elegante.
- A propósito, ¿cómo enseñar a los nuevos ricos que, para distinguirse, no “tienen que” comer ostras, sino pulirse?
- No sé, pero a mí no me gusta la cocina pretenciosa. Fíjese que quienes no saben cocinar, hacen cosas complicadas, igual que aquellos que no saben pintar. Así que… (los ojos le titilan) un plato de fideos con manteca y queso no estaría para nada mal, siempre que estuvieran bien hechos. Como los hace mi mujer.
- Insisto, ¿cómo cultivarles el placer por la simplicidad de Giorgio Armani -por ejemplo y como concepto- en la haute couture, o por las líneas netas en arquitectura?
- Es difícil, porque hoy -en detrimento del “ser”- tenemos la estética del “mucho tener”, cuyo caso extremo es el kitsch.
- Entonces flores silvestres y jazmines no les gustan, porque no son caros…
- Bueno, pero que una orquídea cueste más que una margarita es una arbitrariedad del mercado, y no de la naturaleza. Fíjese que una vez fui a los Altos Hornos de Zapla, a hacer unas pinturas. Había grandes extensiones de residuos de fundición y pilas amontonadas de una especie de vidrio cortante de un color gris amarronado, que se mezclaba con el óxido de hierro del paisaje y…
- Era una visión ingrata…
- No era nada amable, por cierto. Pero, de tanto en tanto, aquí y allá, se levantaba del suelo una florcita azul-celeste muy pequeña, que iluminaba -como un trocito de cielo- aquella desolación. A lo lejos, estallaban los lapachos en flor. Y todo: escoria, florcita celeste y lapachos en flor, eran necesarios. 
- Síntesis de belleza y placer. Como Mozart, Bach, Brahms, Gluck…¿qué me dice de U2, Peter Gabriel y Luis Alberto Spinetta?
- (No duda) Mozart, Bach, Brahms y Gluck, dialogan con Dios. Y obtienen de Él respuestas misteriosas, resplandecientes de belleza, que durarán lo que dure el hombre. Peter Gabriel, U2 o Spinetta, son el reflejo de nuestro mundo: su forma de música revela la poesía angustiada de una época, que obliga al hombre a una dolorosa cotidianeidad.
- ¿Sin la sonrisa que había nacido en Creta?
- Sí, pero…es que después de aquel nacimiento, los romanos empezaron a aparecer en sus esculturas con los ceños fruncidos. Había comenzado el designio de la modernidad: habían perdido la sonrisa. Y es cierto que en el 1500 Leonardo la recuperó, pero ya no como un canto al sol y a los sentidos. Era una sonrisa enigmática, reflejo de quién sabe qué profundidades de la psiquis. Ya ve…de una civilización o de una cultura, queda lo que ella es capaz de simbolizar. Y para eso está el arte.
- Pero lo que hoy llaman “arte”, no tiene ni la plenitud, ni la alegría de la sonrisa griega…
- Es verdad, y si dejo de lado la alegría histérica que quieren vendernos ciertos medios de comunicación, concluyo que el arte -en general- hoy es torturado y dramático.
- Qué fortuna sería si, en cambio, el arte -“la pasión de la totalidad”, según Rilke- fuera tapa de los diarios, ¿no?
- (Juega a que se entusiasma) ¿Si dijeran por ejemplo: “El secreto de la vida está en el arte?”…¿qué le parece un titular así? Pero… ¡no soñemos! La realidad es que el arte está en primera página, sólo cuando se compra o se vende caro. ¿Y sabe por qué?: porque padecemos un materialismo ordinario y abrumador.
- Los placeres de los sentidos parecen más importantes que los del espíritu…
- Mire…para mí, el ser humano es una unidad indisoluble. Sin embargo, es un lugar común poner por encima los valores del espíritu, aunque no se hable del espíritu ni siquiera como lugar común.
- Cuánto alborozo si, en cambio, leer fuera como respirar, si nadie se cancelara el corazón y si comprendiéramos que el conocimiento es luz…
- (Hace un silencio corto) A ver si recuerdo aquella fábula del emperador chino, cuyo reino padecía crímenes y otros horrores. Sí…creo que sí: recurrió al hombre más sabio y éste le aconsejó que obligara a sus súbditos a estudiar gramática. “Si conocen el sentido de las palabras -le dijo- tendrán conciencia de los actos que cometen”. ¿Ve? Si leer fuera como respirar y se aprehendiera que el conocimiento es luz, entonces todos serían responsables. Y vivirían con placer.
- ¿Y a usted le da placer ver a una mujer bella?
- Bueno, muchas palabras…usted sabe, perdieron su significado. ¿Qué quieren decir hoy transparencia o justicia, por ejemplo? ¿Y qué significa belleza? Yo, le decía, le asigno el valor de lo trascendente, pero este mundo nuestro se funda en lo intrascendente y de fácil consumo. Entonces, permítame que hable de mujeres lindas…o hermosas, a las cuales distingue la estética que impone la época.
- A ver, ¿las mannequins Kate Moss, Stella Tennant, Noemí Campbell, Tyra Banks o María Inés Rivero son bellas?
- Sólo las conozco por la televisión o por revistas, que las muestran estéticamente hermosas por sus proporciones y su gracia. Pero, para saber si son bellas, necesitaría completar su imagen: saber cómo piensan, hablan y sienten. (Cortés) ¿Comprende por qué no puedo satisfacer su curiosidad?
- Usted, como Van Gogh, prefiere “los rostros arados” por la vida, donde late la vida…
- Sí, porque llevamos escrito lo que somos, gracias a esos surcos que la vida nos deja. Pero Van Gogh era un místico y veía la mano de Dios en todo lo que hay sobre la tierra, incluyendo a los hombres. En mi caso, como pintor, acepto todo lo que la naturaleza me propone, hombres e historias incluidas. Y en lo personal respeto a los hombres con sus historias, aunque muchas veces no esté de acuerdo con ellas.
- Por suerte, la vida siempre tiene historias y paisajes nuevos, para deleitarnos, ¿cómo imagina el suyo?
- Mire, un jarrón con flores, una cesta con uvas o una taza, dispuestas de cierta forma en una mesa, son un paisaje. Pero en la taza, algunos verán sólo un recipiente y otros un templo griego. Porque lo que elegimos para mirar, es lo que somos.
- Y usted ve el templo griego…
- En realidad, mi manera de mirar es cambiante. Hoy, por ejemplo, ordeno los objetos que me sirven de modelo, como paisajes que vi en el Sur de Italia. Una jarrita blanca es una columna griega; las flores azul profundo con hojas verde-negro, son aquellos mares y aquellos pinos oscuros;  y algunos ladrillos, son la terracota de algún pequeño poblado de Sicilia. Pero todo está bañado por la luz de la ventana alta de mi estudio, que ya no es la de Buenos Aires: es la luz de un recuerdo.
- “Su” paisaje de regocijo es la imagen de su búsqueda…
- “Mi” paisaje -como usted dice, la naturaleza muerta- es el paisaje de un paisaje del cual quedaron atrapados en mi inconsciente, misteriosos fantasmas.
- ¿Y así como lo piensa, le da placer?
- No es una experiencia placentera o no: es inevitable.
- Recuerdo su deslumbramiento por “Las Meninas”, de Velázquez, ¿ver, sentir y penetrar esa obra, es equiparable a otro goce?
- Mire, el hecho de que existiera un Velázquez, redime a la especie humana y eso es más importante que sentir o no placer (Roux es “el” placer cuando lo dice).
- Entonces, si como escribió Borges a veces se llora “por todas las cosas que merecen lágrimas”, ¿”Las Meninas” merecen deleite?
- Sí, pero…¿usted recuerda que Borges dijo también que “la luz es la sombra de Dios”? 
- Sí…y por eso existe la poética de Brujas, y el misterio de Praga, y el arte y el sentido de República que aletean en París, y… ¿cómo asimilar tanto prodigio?
- Dejándonos llevar. Pero claro, usted me habla de Praga, de Brujas, de París, de lugares con dos mil años de historia… (con pasión) ¡y de qué historia! ¡Es nada menos que la cultura de Occidente que desfila ante nuestros ojos!
- ¿Y “nuestra” cultura?
- Creo que -ética y moralmente- no pasamos por un buen momento. Pero esto no da motivos para que individualmente nos unamos a la comparsa. Podemos, como mucha gente que lo hace, dar un paso al costado, verla pasar y vivir nuestra propia alegría.
- ¿Una alegría con burbujas, como las  del champagne?
- Mmm…como dice el clásico italiano “Cucchiaio d’Argento, a “este vino tan cuidado y deseado hay que verterlo siempre despacito…y es mucho mejor el vaso largo en forma de cáliz, esos que los franceses llaman flùte…“ (Apolíneo en la expresión oral, lo percibo dionisiaco para sentir)  ¡Claro que la alegría tiene burbujas! Burbujas de alegría, burbujas de champagne = momento de amor.
- Como destellos…si pensamos con William Blake que “una chispa contiene todo el infierno”, ¿qué cosa contendrá el cielo todo?
(Con certeza) Aquella florcita azul celeste que en medio de la escoria, iluminaba el cielo.









Paul Klee












"Anteriormente hemos utilizado para representar las cosas visibles en la tierra"(...) "las cosas que  nos gustaba ver o que nos hubiera gustado ver. Hoy nos revelan la realidad que está detrás de lo visible, lo que expresa la creencia de que el mundo visible no es más que un caso aislado en relación con el universo y que hay muchas otras más, realidad latente ... "


Permitidme que use una imagen, la imagen del árbol. El artista se preocupa de este mundo complejo y, de alguna manera, se orienta en él, podemos darle crédito, bastante bien. Así, le ha sido posible ordenar la serie de los fenómenos y de las experiencias. Este orden diverso y múltiple, este su conocimiento de las cosas de la naturaleza y de la vida, me gustaría compararlo a las raíces del árbol.(....)
En consecuencia, ocupa una posición extremadamente modesta. No reivindica la belleza del follaje, porque ella sólo pasó a través de él.”


Francis Bacon









No dibujo. Empiezo haciendo todo tipo de manchas. Espero lo que llamo «el accidente»: la mancha desde la cual saldrá el cuadro. La mancha es el accidente. Pero si uno se para en el accidente, si uno cree que comprende el accidente, hará una vez más ilustración, pues la mancha se parece siempre a algo.
No se puede comprender el accidente. Si se pudiera comprender, se comprendería también el modo en que se va a actuar. Ahora bien, este modo en el que se va actuar, es lo imprevisto, no se lo puede comprender jamás: It's basically the technical
imagination: “la imaginación técnica”. Durante mucho tiempo, he buscado un nombre
para esta forma imprevisible, con la que se va a actuar. Sólo he encontrado estas
palabras: imaginación técnica.
Entienda usted, el tema es siempre el mismo. Es el cambio de la imaginación técnica lo que puede “dar la vuelta» al tema, el sistema nervioso personal.
Imagine escenas extraordinarias, esto carece de todo interés, desde el punto de vista de la pintura, esto no es imaginación. La verdadera imaginación está construida por la imaginación técnica. El resto es la imaginación imaginaria, y esto no lleva a ninguna parte.
No puedo leer a Sade por este motivo. No me asquea del todo, pero me aburre. También hay escritores mundialmente conocidos que tampoco puedo leer. Escriben cosas que son historias sensacionales, sólo esto. But they have not the technical sensation.
Es siempre por medio de los técnicos, como se encuentran las verdaderas aperturas. La imaginación técnica es el instinto que trabaja fuera de las leyes, para volver al tema sobre el sistema nervioso con la fuerza de la naturaleza.
Hay jóvenes pintores que excavan la tierra, toman la tierra y luego exponen esta tierra en una galería de pintura. Es tonto, y prueba la falta de imaginación técnica. Es interesante que tengan ganas de cambiar de tema, hasta el punto de llegar a esto: arrancar un pedazo de tierra, y ponerla sobre un pedestal. Pero, lo importante sería que la “fuerza”, con la cual arrancan la tierra, “regresara”. Que el pedazo de tierra sea arrancado, sí, pero que sea arrancado a su sistema personal y hecho con su imaginación técnica.
La noción de progreso en la pintura, ¿es una falsa noción?
Es una falsa noción. Tome la pintura paleolítica del norte de España - no me acuerdo del nombre de la gruta -. Ahí se encuentran, en las figuras, movimientos que nunca han sido
mejor captados. El futurismo está “completamente” allí. Es la escenografía perfecta del movimiento.
La noción de progreso personal, ¿es falsa también?
Menos falsa. Se trabaja sobre uno mismo para obligarse a desarrollar las cosas de forma
cada vez más aguda.
¿Qué es el peligro?
La sistematización. Y la creencia en la importancia del tema. El tema no tiene ninguna importancia. El talento puede regresar, marcharse. Las excepciones de la historia son Miguel Angel, Ticiano, Velázquez, Goya, Rembrandt: nunca regresión.
Se progresa ¿cómo?
- Work. Work makes work. ¿Está usted de acuerdo?
No. Es necesario un punto de partida. Sin esto, es inútil trabajar. Cuando leo ciertos libros, encuentro que escribir de un determinado modo es aún escribir menos, que no escribir en absoluto. Que leer de determinada manera es aún leer menos que no leer en absoluto, etc.
En pintura es parecido. Pero no se sabe nunca con la imaginación técnica, ésta puede dormir y un buen día despertarse. Lo principal es que esté allí.
Volvamos a las manchas de color.
Sí. Espero siempre que llegue una mancha sobre la cual construiré «la apariencia».
¿Siempre son las manchas las primeras en salir?
Casi siempre. Son “los acontecimientos que me suceden", pero que suceden merced a
mí, por mi sistema nervioso que ha sido creado en el momento de mi concepción.
La felicidad de pintar» es ¿acaso una noción tan tonta como la
de «la felicidad de escribir»?
Igual de tonta.
¿Se siente usted en peligro de muerte cuando pinta?
Me pongo muy nervioso. Sabe usted, Ingres lloraba durante horas antes de empezar un cuadro. Sobre todo un retrato.
¿Goya es sobrenatural?
Quizá no. Pero es fabuloso. Conjugó las formas con el aire. Parece que sus pinturas están hechas de la materia del aire. Es extraordinario, fabuloso. El mayor Goya, para mí, está en Castres, La Junta de Filipinas.




¿A qué ha llegado la pintura en el mundo?
A un momento muy malo. Debido a que el tema era tan difícil, fuimos hacia lo abstracto. Y, lógicamente, este parecía ser el medio hacia el que tenía que ir la pintura. Pero, como en él arte abstracto se puede hacer cualquier cosa, se llega simplemente a la decoración. Entonces, parece que el tema vuelve a ser necesario, pues sólo el tema hace trabajar a todos los instintos y buscar y encontrar los medios de expresarlo, a él, el tema. Ve usted, volvemos a la técnica.
¿No había pintado nunca antes de los treinta años?
No. Antes yo era undrifter, ¿cómo lo traduce usted?
El que va a la deriva.
Siempre miré la pintura. Y en un momento dado me dije: quizá yo mismo. Tardé quince años en llegar a algo. Empecé a hacer algo a los cuarenta y cinco años. La suerte que tuve fue no aprender nunca la pintura con profesores.
¿La crítica respecto a su trabajo?
Siempre estuvo contra mí. “Siempre", y “todos”. Desde hace algún tiempo los hay que dicen que soy un genio, y otras cosas así. Pero, esto no cuenta. Me habré muerto antes de saber quién soy, porque para saberlo, el tiempo tiene que pasar. Sólo con el tiempo se empieza a ver el valor.
Con frecuencia, hemos hablado juntos del “accidente”.
No puedo definirlo. Sólo se puede hablar “en torno”. En sus cartas, Van Gogh tampoco ha hecho otra cosa que hablar “en torno” a la pintura. Sus “toques", al final de su vida, la fuerza de sus toques no requieren ninguna explicación.
Inténtelo, desde el exterior.
Pues si tomáramos materia y la lanzáramos contra un muro o sobre una tela, se hallarían enseguida rasgos del personaje que quisiéramos retener. Esto se habría hecho sin voluntad. Se llegaría a un estado inmediato del personaje, y fuera de la ilustración del sujeto. Cuando los pintores que pintan un piso hacen manchas en la pared, antes de empezar su trabajo, se trata del mismo modo de conseguir un estado inmediato de la materia. Los expresionistas abstractos americanos han intentado pintar de esta manera, pero con la fuerza de la materia.
No es suficiente. Sigue siendo decoración.
La fuerza no debe ser, no está en la fuerza de lanzar la materia. La fuerza debe estar completamente congelada en el tema. La materia lanzada sobre el muro, sería quizás el accidente, sabe. Lo que sucede después es la imaginación técnica.
Duchamp?
Se ha cargado la pintura americana para cien años. Todo viene de él, y todos. Lo que es curioso, muy curioso, es que él hacía la pintura más estética del siglo XX. Pero su trazo era muy firme, y su inteligencia muy firme.
¿Podemos llamar al accidente, la suerte o el azar?
Sí, estas palabras son todas las mismas.
¿Cuál es el momento privilegiado, cómo se define?
Es cuando los «músculos» trabajan bien. Entonces, las manchas parecen tener más
sentido, más fuerza.
Todo es concreto.
Todo. Yo no entiendo mis cuadros mejor que los demás. Los veo como válvulas de mi imaginación técnica en distintos niveles. No hay nadie a quién se pueda enseñar un cuadro, y que sea capaz de ver lo que hay de nuevo en este cuadro.
Dice usted no comprender, y sus cuadros estallan de
inteligencia.
¿Es posible esto?
Lo creo. Conocí una niña que preguntaba: ¿qué es el calor, cuando no hay nadie que tenga calor? Yo le pregunto: ¿qué es la inteligencia cuando el pensamiento está ausente de ella? ¿Qué es la inteligencia cuando nadie experimenta o nadie utiliza esta inteligencia con fines críticos, juicios, etc.? ¿No estamos muy cerca de lo que usted llama el instinto?
Estoy de acuerdo. Quisiera hacer retratos y todas mis otras pinturas, con el mismo choque que el que usted recibe en la vida ante la «naturaleza».
¿Y por esto, cree en este trabajo dentro de la imbecilidad?
Absolutamente, completamente. A veces el sentido crítico aparece, el cuadro se hace visible durante un instante, luego se va.
¿Cuándo trabaja usted?
Por la mañana, con la luz. Por la tarde, voy a los bares o a las salas de juego. A veces, veo a amigos. Para trabajar tengo que estar completamente solo. Nadie en la casa. Mi instinto no puede trabajar si los demás están ahí - y cuando uno los ama es peor - sólo puede trabajar con la libertad.




                            Lucian Freud



Quiero que la pintura funcione como carne. Mi idea del retrato viene de mi insatisfacción con los retratos que se parecen a la gente. Me gustaría que mis retratos sean de la gente, no como ellos. No tener que mirar al que posa, sino ser los que posan. Para mí la pintura es la persona. Quiero que funcione para mí como lo hace la carne.
Cuanto más miras un objeto, más abstracto se vuelve, e irónicamente, más real.
¿Qué le pido a una pintura? Que sorprenda, que perturbe, que seduzca, que convenza.
Sólo me interesa la persona, en hacer una pintura de ellos, no utilizarlos para un propósito artístico ulterior. Para mí, usar a una persona para hacer algo que no es intrínseco a ella, está mal.
Me acuerdo de que Francis Bacon decía sentir que le estaba dando al arte algo que hasta entonces le faltaba. Para mí, es lo que Yeats llamaba la fascinación con lo difícil. Sólo trato de hacer lo que no puedo.
Odio el hábito y la rutina. Eso es lo que aman los perros. Aman la regularidad en todo, y yo no tengo regularidad en nada. Tengo un horario y una agenda, pero no una rutina.
Pinto personas no por lo que parecen ni a pesar de lo que parecen, sino por lo que resultan ser.
Mi trabajo es puramente autobiográfico. Es sobre mí y mi entorno. Sobre mi esperanza, mi memoria, mi sensualidad y mi compromiso. Trabajo con gente que me interesa y que me importa, en habitaciones que conozco.
Cuando miro un cuerpo me da la oportunidad de elegir qué poner en el cuadro, qué me sirve y qué no. Hay una diferencia entre los hechos y la verdad. La verdad tiene un elemento revelador. Si algo es verdad, hace algo más que impactarte por su mera existencia.
El aura de una persona o un objeto es tan parte de él como su carne. El efecto que producen en el espacio es similar al del color o los aromas. Por lo tanto, el pintor debe preocuparse tanto por el aire alrededor de su objeto como por el objeto en sí. A través de la observación y la percepción de esa atmósfera que podrá captar el sentimiento que saldrá de su pintura.
Para un pintor, todo lo que ve debe estar ahí para su uso y placer. Y como el modelo que fielmente copia no va a ser colgado al lado de la pintura, como la pintura va a estar ahí sola, no es importante si es una copia fiel del modelo.
Todo cuadro se hace con la ayuda del modelo. El problema con los desnudos es que intensifican ese intercambio. Bosquejar la cara de alguien le hace menos daño a su autoestima que bosquejar todo su cuerpo desnudo.
Si un cuadro convence o no, depende de sí mismo. El modelo sólo debe servir como punto de partida del entusiasmo del pintor. La pintura es todo lo que sienta por él, lo que crea que merece preservarse. Si un pintor tomó realmente de su modelo todo lo que tenía que tomar, ninguna persona puede ser retratada dos veces.
No quiero que ningún color se destaque. No quiero hacer un uso modernista del color, como algo independiente. Los colores plenos y saturados tienen un significado emocional que quiero evitar.
Nunca pondría en un cuadro algo que no estuvo frente a mí. Eso sería una mentira sin sentido, un mero truco de destreza, puro artificio.